21 mitos que podrían estar saboteando tu salud

Descubre qué errores debes evitar y qué consejos sí funcionan para lograr tus objetivos de forma saludable.

Hacer una limpieza líquida

Los jugos eliminan la fibra de la fruta y la verdura y también liberan los azúcares del interior de las paredes celulares de las plantas. Estos azúcares libres pueden dañar los dientes y elevar el azúcar en sangre igual que el azúcar añadido. Además, una limpieza a base de jugos no contiene suficientes proteínas para evitar la pérdida de masa muscular. “150 ml de zumo al día aportan vitamina C y fitoquímicos, pero beber solo zumo no es una forma sensata de perder peso o estar sano”, dice la dietista diplomada y portavoz de la Asociación Dietética Británica, Helen Bond

Una hora extra en el gimnasio para poder comprar un chocolate

Por mala suerte, las calorías quemadas en el ejercicio no equivalen a calorías extra que ingerir. Esto se debe a que muchos y muchas lo compensamos, a menudo inconscientemente, comiendo más o quemando menos calorías durante el resto del día en los días de ejercicio: podemos tumbarnos más, inquietarnos menos o no andar tanto, por ejemplo. En resumen: los beneficios del ejercicio son enormes, pero la pérdida de peso no es algo con lo que necesariamente puedas contar.

Sentir vergüenza por tu peso te ayudará a adelgazar

En 2019, el presentador de televisión estadounidense Bill Maher sugirió en su programa de Real time de la HBO que quería que volviera la vergüenza hacia los gordos. ¿La realidad? Según un editorial de la revista Canadian Medical Association Journal, todas las pruebas sugieren que avergonzar a las personas gordas solo hace que engorden y enfermen más. Los prejuicios internalizados sobre el peso (el escarnio de la gordura que te haces a ti mismo por no tener un aspecto determinado) son los más perjudiciales de todos, así que date un respiro.

La dieta baja en carbohidratos y alta en grasas es la mejor para perder peso

Si esta forma de comer te conviene, entonces bien. Sin embargo, un riguroso análisis científico realizado en una universidad holandesa que comparó dietas de iguales calorías, pero distinto contenido en hidratos de carbono y grasa, descubrió que ambos regímenes producían una pérdida de grasa corporal muy similar. De hecho, las dietas bajas en grasa con al menos 100 gramos de hidratos de carbono diarios (la cantidad que contienen dos rebanadas de pan y una ración de pasta) superaban ligeramente a una dieta baja en carbohidratos en la prevención de la diabetes y la obesidad.

Probar la dieta carnívora

Esta versión aún más extrema de la dieta baja en carbohidratos está ganando adeptos que dicen que les mantiene delgados y saciados: comes carne, pescado, huevos y queso y prácticamente nada de origen vegetal. No obstante, va en contra de todas las pautas posibles de alimentación sana. “No ingieres fibra para un intestino sano, podrías perder vitamina C y tu consumo de grasas saturadas, que son malas para el corazón, estará por las nubes”, dice la dietista Helen Bond. En resumen, es una dieta para dejarla antes de empezarla.

No comer ingredientes que no puedas pronunciar

Este consejo bienintencionado puede evitar que sigas una dieta ultra procesada, que en un estudio se relacionó con el aumento de peso. Pero algunos nombres trabalenguas son perfectamente saludables. El principal problema de escudriñar cada lista de ingredientes es que crea culpabilidad por los alimentos que no son “limpios”, creando una relación obsesiva y poco saludable con la comida.

Las calorías no importan en absoluto

Es igualmente absurdo decir que puedes ignorar las calorías por completo. “Es una buena idea anteponer la calidad nutricional de tu dieta, pero debes tener en cuenta el consumo de calorías si quieres perder peso”, dice el Dr. Schenker. En resumidas cuentas, para adelgazar, siempre tienes que ingerir menos calorías de las que consume tu cuerpo.

Comer poco y a menudo para evitar las bajadas de azúcar en sangre.

Comer poco y a menudo solía promocionarse mucho como forma de controlar el peso, con la lógica de que así se controla mejor el hambre y se evitan los atracones. Pero, según las investigaciones, este método de alimentación no mejora la pérdida de peso, y las personas que lo practican pueden tener niveles más altos de grasas sanguíneas poco saludables.

No merendar

Por otra parte, picotear de forma abundante tampoco tiene por qué suponer un desastre para tu dieta. “A algunas personas les pueden ayudar los tentempiés planificados y de raciones controladas que les permitan seguir comiendo entre horas”, dice Helen Bond. El secreto está en hacer que los tentempiés sean saciantes y ricos en nutrientes (prueba con un puñado de frutos secos, un par de cucharadas de hummus con palitos de zanahoria o fruta y yogur) y comer algo menos en las comidas principales.

Evitar los sustitutivos de comidas: nunca funcionan.

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