Por amazonaadm 
“HARTA” la reciente película de Tyler Perry, que se transmite en Netflix, protagonizada por Tajari P. Henson en el papel de Janiyah Wilkinson.
“Hay días en los que el alma ya no puede más. Días donde todo parece perder sentido. Esta es la historia de una mujer… que sólo quería salvar a su hija.”
HARTA — Cuando el dolor se vuelve arte y el arte, supervivencia
HARTA no es solo una película. Es una herida abierta contada con belleza. Es el grito mudo de una mujer al borde del abismo. La historia de una madre, de una trabajadora, de una persona común… empujada a un día extraordinariamente terrible que la despoja, poco a poco, de todo.
Desde que amanece, la vida de Harta es una escalera descendente hacia el infierno: le chocan el auto, un policía la humilla y amenaza, la despiden sin miramientos, y cuando intenta cobrar su último cheque, el lugar es asaltado. En medio del caos, toma el arma del asaltante —no por venganza, sino por desesperación— y termina cometiendo actos impensables, alimentados por una angustia que ya no distingue la realidad de la locura.
Pero Harta no es una criminal. Es una madre intentando conseguir 40 dólares para que su hija no sea humillada por no pagar su comida en la escuela. En su mente, todavía hay algo que salvar. Ella camina con esa angustia sofocante, con la pistola escondida, con la esperanza aún viva… hasta que la verdad la alcanza como una daga: su hija había muerto la noche anterior.
Todo ese frenesí, todo ese horror… fue su alma negándose a aceptar la pérdida. Fue su mente protegiéndola de la devastación total. HARTA no es una historia de crimen. Es una historia de trauma, de dolor no contenido, de amor materno en su forma más cruda y desesperada.
💔 Reflexión:
¿Cuántas personas están al borde, caminando con una sonrisa frágil mientras cargan una pena insoportable?
¿Cuántas veces juzgamos sin saber la historia detrás de una mirada cansada?
HARTA nos recuerda que detrás de la rabia, de la locura o de un acto incomprensible, muchas veces hay una historia de amor… y de pérdida.
Tal vez, lo que más necesitamos no es juicio, sino compasión.