No votes por inercia: el poder no está en seguir, sino en decidir.

 

En cada elección, muchos votan sin pensar. Lo hacen porque “toca”, porque es costumbre, porque sienten que es su única opción o, peor aún, porque es lo que el sistema espera de ellos. Pero votar sin conciencia es igual de dañino que no votar. Significa seguir alimentando un modelo que muchas veces no nos representa, que nos escucha solo cuando le conviene, y que sigue funcionando porque le damos permiso para hacerlo.

¿Estamos votando o simplemente obedeciendo?

El gobierno y los partidos tradicionales han aprendido a utilizar la rutina como herramienta. Quieren que creamos que votar, sin importar por quién, es suficiente. Pero un voto sin reflexión es una victoria para ellos. Es una forma de mantener todo como está, de disfrazar de democracia un proceso en el que cada vez confiamos menos.

Votar debe ser un acto de rebeldía inteligente

No estamos diciendo que no se vote. Al contrario. Lo que decimos es que hay que votar con criterio, con fuerza, con información y con convicción. No para complacer al gobierno, ni para validar un sistema roto, sino para desafiarlo desde adentro. Votar debe ser un acto de dignidad, no de costumbre.

¿Para qué votar?

Vota para cambiar lo que te duele. Vota para defender lo que amas. Vota para proteger tu futuro y el de los que vienen. Pero nunca votes solo porque te dijeron que hay que hacerlo. Si lo haces sin pensar, le estás dando más poder a quienes ya tienen demasiado.

Participar con conciencia es el verdadero cambio

La participación ciudadana no empieza ni termina en las urnas. Pero votar con intención y conciencia puede ser una de las herramientas más potentes para recuperar el control. No votes por rutina. Vota porque sabes lo que quieres y lo que no vas a permitir.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *